Desde los tiempos remotos, en el País Vasco o Tierras de Vascones, han existido los deportes rurales o Herri Kirolak.

Entre estos deportes, existe una modalidad que se conoce con el nombre de arrastre de piedras, por animales. Este deporte consiste en que los animales, que pueden ser caballos, yeguas, mulos o bueyes, deben de arrastrar un bloque de piedra de diferente peso, durante un tiempo determinado a través de una pista denominada probadero y gana el que mayor número de “clavos” haga en un tiempo determinado. Clavo, se llama a la distancia que tienen que recorrer de esa pista que suele estar empedrada, para facilitar el deslizamiento de la piedra de arrastre, es decir que la ida y la vuelta de esa pista serían dos clavos.

El premio que se concede, puede ser desde una cantidad de dinero, hasta unas mantas para los animales, esto es un honor para el propietario del o de los animales.

Estas pruebas pueden ser, campeonatos provinciales, o regionales y pruebas de exhibición.

Durante las fiestas de La Blanca del 2.003, en Vitoria, en la Plaza de los Fueros, tuvo lugar ante numeroso público que se dio cita para ver una exhibición de este deporte, que enfrentaba a una pareja de Bueyes propiedad del Sr. Juantxu Ortiz y dos caballos propiedad del Sr. José Ángel López de Heredia. De la localidad alavesa de Llodio.

La prueba, consistía en arrastrar cada pareja por turnos, una piedra de 1.900 kilos durante media hora, Los Bueyes, de nombres Castaño y Rubio, competieron y se llevaron la victoria, al arrastrar dicha piedra, un clavo mas de los que arrastraron los caballos, Noble y Roano.

Acompañando a cada pareja de animales, suelen ir dos o tres personas, una en la parte delantera para dirigir al animal y una o dos, en la parte trasera, para dirigir y al mismo tiempo empujar de la piedra.

La competición suele ser muy reñida y más, cuando está en juego un campeonato provincial o regional, aunque a veces las pruebas de exhibición, tienen más emoción que una prueba de un campeonato, a pesar de no jugarse más que la honrilla.

No suele ser normal, peor a veces como en esta prueba sucedió, el animal hace tanto esfuerzo, que puede enfermar incluso llegar hasta morir, como le sucedió al caballo Ruano, que a los cuatro días de hacerse la prueba murió a consecuencia de las agujetas, se le bloqueó un riñón y eso le causó la muerte.

Vaya para Ruano, el homenaje de este reportaje fotográfico.

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© JOSÉ JAVIER SOTO REOLA